VIRGEN DE CANDELARIA
Fiesta de la purificación de la Virgen
Festividad 2 de Febrero
Fiesta de la Presentación del Señor, llamada Hypapante por los griegos: Cuarenta días después de Navidad, Jesús fue conducido al Templo por María y José, y lo que podía aparecer como cumplimiento de la ley mosaica era realmente su encuentro con el pueblo creyente y gozoso, manifestándose como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel.
Para cumplir la ley, María fue al Templo de Jerusalén, a los cuarenta días del nacimiento de Jesús
Esta fiesta ya se celebraba en Jerusalén en el siglo IV.
La festividad de hoy, de la que tenemos el primer testimonio en el siglo IV en Jerusalén, se llamaba hasta la última reforma del calendario, fiesta de la Purificación de la Virgen María, en recuerdo del episodio de la Sagrada Familia, que nos narra San Lucas en el capitulo 2 de su Evangelio. Para cumplir la ley, María fue al Templo de Jerusalén, a los cuarenta días del nacimiento de Jesús, para ofrecer su primogénito y cumplir el rito legal de su purificación. La reforma litúrgica de 1960 y 1969 restituyó a la celebración el título de “presentación del Señor” que tenía al principio: la oferta de Jesús al Padre, en el Templo de Jerusalén, es un preludio de su oferta sacrifical sobre la cruz.
Este acto de obediencia a un rito legal, al que no estaban obligados ni Jesús ni María, constituye una lección de humildad, como coronación de la meditación anual sobre el gran misterio navideño, en el que el Hijo de Dios y su divina Madre se nos presentan en el cuadro conmovedor y doloroso del pesebre, esto es, en la extrema pobreza de los pobres, de los perseguidos, de los desterrados.
El encuentro del Señor con Simeón y Ana en el Templo acentúa el aspecto sacrifical de la celebración y la comunión personal de María con el sacrificio de Cristo, pues cuarenta días después de su divina maternidad la profecía de Simeón le hace vislumbrar las perspectivas de su sufrimiento: “Una espada te atravesará el alma”: María, gracias a su íntima unión con la persona de Cristo, queda asociada al sacrificio del Hijo. No maravilla, por tanto, que a la fiesta de hoy se le haya dada en otro tiempo mucha importancia, tanto que el emperador Justiniano decretó el 2 de febrero día festivo en todo el imperio de Oriente.
Roma adoptó la festividad a mediados del siglo VII, y el Papa Sergio I (687-701) instituyó la más antigua de las procesiones penitenciales romanas, que salía de la iglesia de San Adriano y terminaba en Santa María Mayor. El rito de la bendición de los cirios, del que ya se tiene testimonio en el siglo X, se inspire en las palabras de Simeón: “Mis ojos han visto tu salvación, que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para iluminar a las naciones”. Y de este rito significativo viene también el nombre popular de esta fiesta: la así llamada fiesta de la “candelaria”.
HISTORIA
No hay acuerdo sobre el año de la aparición, pero la mayor opinión es que apareció en la desembocadura del barranco de Chimisay, parroquia de Güimar, 95 años antes de la conquista de Tenerife, es decir aparecería del 1400 al 1401. Fray Alonso de Espinosa escribió la historia en 1594.
Sobre la aparición:
Iban dos pastores guanches a encerrar su ganado a las cuevas cuando notaron que el ganado se remolinaba y no quería entrar. Buscando la causa miraron hacia la embocadura del barranco y vieron sobre una peña, casi a la orilla del mar, la santa imagen la cual creyeron estar animada. Como estaba prohibido a los hombres hablar o acercarse a las mujeres en despoblado, le hicieron señas para que se retirase a fin de que pasase el ganado. Pero al querer ejecutar la acción, el brazo se le quedó yerto y sin movimiento. El otro pastor quiso herirla con su cuchillo. Pero en vez quedó herido el mismo. Asustados, huyeron los dos pastores a Chinguano, a la cueva-palacio del rey Acaymo, para referirle lo acontecido. El rey fue a ver con sus consejeros. Ella nada respondía pero nadie se atrevía a tocarla. El rey decidió que fuesen los mismos dos pastores ya heridos quienes la recogieran para llevarla al palacio. Ellos, al contacto con la imagen, quedaron sanados. El rey comprendió que aquella mujer con el niño en brazos era cosa sobrenatural. El mismo rey entonces quiso llevarla en sus brazos, pero después de un trecho, por el peso, necesitó pedir socorro. Es así que en lugar de la aparición hay hoy día una gran cruz y en el lugar donde el rey pidió socorro, un santuario a Nra. Señora del Socorro.
La llevaron a una cueva cerca del palacio del rey hoy convertida en capilla. Mas tarde un joven llamado Antón, que había sido tomado como esclavo por los españoles y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la Virgen María. El, habiendo sido bautizado le relató al rey y a su corte la fe cristiana que el sostenía. Así llegaron a conocer a la Virgen María como “La Madre del sustentador del cielo y tierra” y la trasladaron a la cueva de Achbinico para veneración pública.
La imagen fue robada por los españoles pero devuelta tras una peste que ellos atribuyeron al robo sacrílego. Mas tarde, cuando los españoles conquistaron la isla, la devoción ya estaba allí arraigada. En 1526 se edificó el santuario por los muchos prodigios que Dios obraba por Nuestra Señora de la Candelaria.
De Las islas canarias la devoción se propagó a América. Hernán Cortés llevaba al cuello una medalla de esta imagen. En 1826 la imagen se perdió víctima de una inundación.
-Fue declarada Patrona Principal del Archipiélago Canario por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos el día 12 de diciembre de 1867.
-Coronada canónicamente el 13 de octubre de 1889.
-La basílica actual (1-2-1959)
NOVENA DE LA VIRGEN DE LA CANDELARIA
Oración preparatoria
Querida Virgen de la Candelaria: nos reunimos junto a ti. Traemos nuestra devoción y nuestro cariño. Acéptalo, Madre nuestra. Déjanos contemplar tus virtudes y enséñanos a imitarlas. Que nos parezcamos a ti cada día más, para agradar al Señor como tú lo hiciste y vivamos así, en paz y alegría y lleguemos luego a compartir contigo la dicha eterna de la gloria. Amén.
Letanías
Oración del día
Ahora pedimos a nuestra Virgen de la Candelaria la gracia de esta (1ª, 2ª,…) noche de la novena.
Diálogo.
– Oh, Virgen de la Candelaria, más que todas las criaturas bienaventurada: te rogamos que hoy tu alma esté con nosotros para tributar nuestra adoración a Dios.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
– Exalta, tierra entera, a nuestra amadísima Señora.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
Apiádate, Señora, porque de cuantos en ti confían, tú eres el puerto de salvación.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
– Líbranos, Señora, de todos los peligros, sobre todo de los temporales de viento y granizo y de la condenación eterna. Pueblo: “Dios te salve, María”.
– Oh, María, nuestra esperanza nuestro amparo y nuestro auxilio, muéstranos el camino a Jesús.
Pueblo: “Dios te salve, María”.
DIA PRIMERO
Virgen Inmaculada de la Candelaria: tú que siendo purísima a los ojos de Dios, quisisteis ser purificada como los pecadores para enseñarnos la importancia de vivir en gracia de Dios: haz que también nosotros, a imitación tuya, procuremos dar la debida importancia a vivir limpios a los ojos de Dios, aunque debamos humillarnos para reconocer nuestros pecados en la confesión. Amén.
Virgen Inmaculada de Candelaria, que estando llena de santidad te has presentado lo mismo al templo para cumplir con la Ley de Dios: haz que también nosotros, a imitación tuya, lleguemos a querer nuestro templo y considerarlo cada día más como lugar de nuestro acercamiento a Dios. Amén.
DIA TERCERO
Virgen Inmaculada de Candelaria: tú que no dudaste de poner a tu hijo Jesús en las manos de Simeón, sabiendo como rogaba en el templo por la gracia de ver al Redentor: haz que también nosotros suspiremos por tener a Cristo en nuestro corazón y así tú puedas entregarlo a Dios. Así sea.
DIA CUARTO
Virgen Inmaculada de la Candelaria: Tu que al presentar a tu hijo Jesús en el templo oíste el anuncio de tus dolores y lo aceptaste como la voluntad de Dios, haz, que no seamos nosotros aquella espada y nuestra maldad la causa de tus dolores. Así sea.
DIA QUINTO
Virgen Inmaculada de Candelaria: Tú que ni al presentarte en el templo ni nunca después pregonaste tu condición de Madre de Dios para demostrar la importancia y valor de la humildad, haz que deje de importarnos el sempiterno figurar y a ejemplo tuyo crezca en nosotros el aprecio de la humildad. Así sea.
DIA SEXTO
Oh Virgen Santísima de la Candelaria: te suplicamos que nos alcances de tu hijo amado Nuestro Señor Jesucristo la gracia de imitar tus virtudes, cumplir los mandamientos y tener horror al pecado mortal. Así un día gozaremos eternamente contigo en el cielo. Así sea.
DíA SEPTIMO
Santísima Virgen de la Candelaria: conscientes de nuestras debilidades acudimos a ti, para que nos alcances la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, de poder llevar una vida digna de nuestra vocación cristiana, imitar tus virtudes y conseguir así el premio de la vida eterna. Así sea.
Virgen Inmaculada de la Candelaria: por tu pureza virginal, tu inmaculada concepción y tu prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame de tu amado hijo, la humildad, la serenidad, la pureza del corazón, de cuerpo y de espíritu, la santa perseverancia en el bien, el don de la oración, una santa vida y gloriosa eternidad. Así sea.
DIA NOVENO
Virgen Inmaculada de la Candelaria; por tu obediencia al Padre, concientes de nuestra soberbia y orgullo, te suplicamos nos ayudes a aceptar la voluntad de Dios, para que toda nuestra vida no sea otra cosa que un renovado Si, al querer del Padre Eterno.
Así sea
Oración final.
Te damos gracias, Madre y Señora nuestra. Somos tus hijos y nos ponemos en tus manos, para que nos eduques y logres hacer de nosotros verdaderos hijos de Dios, cristianos santos y alegres. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Santísima Virgen de la Candelaria.
Ruega por nosotros. (3 veces)
EL MISTERIO DE LA VIRGEN DE CANDELARIA
Tamanegt
Sobre 1390, la actual Candelaria era un paraje solitario y desértico que frecuentaban los pastores guanches del menceyato de Güimar. Una tarde, dos naturales que conducían su ganado, vieron como algunas cabras se negaban a pasar al llegar a la boca del barranco, se adelantó uno de ellos pensando que había gente que les quería robar y encontró, sobre una peña, la Santa Imagen.
Con esta leyenda, comienza el fervor y adoración de los isleños a la Virgen de Candelaria. Fervor que todos los quince de agosto se transforma en una monumental romería, que se conforma desde todos los puntos de la isla de Tenerife hasta llegar a la Basílica de Candelaria, donde espera a los romeros, la Patrona de Canarias.
Pero lo que muchos de estos romeros no saben es que la talla de la Virgen de Candelaria que preside el altar de la Basílica de Candelaria, no es la original, aquella que encontraran los Guanches en la playa de Chimisay (antiguo nombre de la playa del Socorro), a finales del siglo XIV o principios del XV, sino una escultura realizada por el artista Fernando Estévez de Salas, discípulo de Lujan Pérez en 1827, por encargo de los frailes dominicos que cuidaban el santuario en esa época. Y es que, un año antes, en 1826, concretamente la noche del 7 de Noviembre, un temporal de viento y lluvias que asolaban la isla hizo correr las aguas del barranco que, desbordado a su encuentro con el Santuario, derribó los muros de la capilla que albergaba la Imagen, y la precipitó, junto a los escombros, al mar. Muchos fueron los intentos por recuperar la reliquia: se vigilaron las costas, se enviaron barcos a recorrer el litoral, se registraron las playas, pero todo fue en vano. Había desaparecido, trágicamente, la original Virgen de Candelaria. La actual Imagen fue realizada por el escultor Estévez teniendo en cuenta algunos retratos de la desaparecida, pero no se trata de una copia de esta, ya que su autor, en contra de lo deseado, imprimió a su obra un sello personal y estilo neoclásico, representando a la Virgen con notables variaciones sobre el original perdido de estilo gótico. Con el paso del tiempo la obra se apolilló y tuvo que ser restaurada por el escultor orotavense Ezequiel de León que, en 1972, construyó un nuevo cuerpo completo de brazos fijos, tallado en madera de cedro, al que le adaptó la cabeza y manos del escultor Fernando Estévez, procediendo a continuación a policromar la túnica de la Virgen con las típicas inscripciones que tenia la Imagen desaparecida. Debido a las reformas la Imagen ha perdido altura y por los vestidos con que actualmente se presenta es imposible apreciar estos cambios, por lo que, muchos son los que desconocen esta labor de conservación. De otro lado la Comunidad Dominica, ha sido cauta en divulgar estas reformas por respeto a la diversidad de opiniones que se podrían suscitar con tales conocimientos.
Por lo tanto, la Imagen que actualmente se venera en la Basílica de la Candelaria no responde a la perdida en el aluvión de 1826. Sin embargo, una talla considerada facsímil de la original puede contemplarse actualemtne en la Iglesia de Santa Ursula de Adeje. Esta talla, presenta una aureola de misterio sobre su origen, que a más de uno ha hecho dudar si se trata de la verdadera Virgen de Candelaria que encontraron los pastores en las playas de Chimisay y que, por algún motivo oculto, fue a parar, primero a los Marqueses de Adeje y luego a la ermita de Santa Ursula que tan celosamente la guarda en la actualidad. Para algunos la idea no es del todo descabellada, para otros, resulta un grave error histórico. Veamos cuales son los hechos que alimentan estas dudas.
Según el historiador D. José Rodríguez Moure la noche del 7 de noviembre de 1826, presentóse sobre Tenerife una de esos temporales de viento y lluvias torrenciales que en períodos más o menos largos suelen visitarla y que, por desgracia, siempre dejan hondas huellas de su marcha destructora.
Continua el historiador haciendo mención a un hecho insólito: la capilla o Iglesia provisional que aún subsiste, comunicaba con las obras del nuevo Templo por una puerta a los pies de la Capilla, que en la noche de este día, por un descuido quedó abierta. Describe a continuación la reacción de los frailes dominicos, encargados del cuidado del Santuario, ante la violencia del temporal: la comunidad de esta casa, estaba reducida a cuatro ancianos religiosos sacedotes y dos legos no menos viejos que ellos, los que solo, dentro del Convento, viéronse sorprendidos por el terrilble huracán, que habiendo revuleto las tejas de la cubierta, encontráronse precidados a dejar sus celdas y a refugiarse en la Cueva que sirvió de morada a los Marqueses de Adeje para pasar las fiestas, y que por la nueva fábrica quedaba dentro del traspatio del Convento, En este refugio que la inclemencia de la lluvia les obligó a tomar, aunque calculaban que la casa y Capilla estaría toda mojada, no se preocuparon del Sacramento y de la Santa Imagen, pues críeanlos libres de todo riesgo por la altura de las hornacinas o nichos donde los tenían reservados en la pared del fondo de la Capilla…
Y acaba el relato de esta manera: y precipitantose con furia devastadora las aguas reembalsadas, al tenderse en la embocadura llevándose doce casas de las que adornaban la plaza: pero como un gran brazo de la corriente entrara por la obra del Templo a la Capilla, (pues según se ha dicho, la puerta de comunicación había quedado abierta por descuido) pronto subió el nivel de aquella a más de dos metros de altura, cuya masa, obrando sobre la pared de fondo donde estaba colocada la Santa Imagen, la derribó, llevándose la estimada reliquia al cercano mar…
Hemos de reconocer que estos hechos, así contados y admitidos como ciertos por los historiadores, de haberse producido en la actualidad, hubieran originado que los frailes, los legos, y hasta el mismísimo Marqués de Adeje hubieran tenido que soportar como primeros sospechosos, el minucioso interrogatorio policial consecuencia de tan irregular relato.
Téngase en cuenta que, en Canarias, como indica Rodríguez Moure, no es frecuente este tipo de temporales, ni se presenta de un momento para otro. Incluso, se relata que otros textos, que desde la una de la tarde de aquel día, se apreciaron grandes gotas de lluvia y se avistaban unas inusuales nubes muy negras sobre el Teide. Por lo tanto ¿Cómo pudieron ser los frailes tan poco previsores?. Desde que empezaran las lluvias hasta que las aguas del barranco tomaran el caudal necesario para llevarse hasta doce casas de la plaza, debieron de pasar varias horas. Entonces ¿Por qué los frailes , encargados del cuidado y la seguridad de la Virgen, no se llevaronn con ellos hasta su refugio la Santa Imagen, que era de madera ligera y sólo medía un metro?. Y ¿Cómo olvidaron cerrar la puerta de la Capilla que guardaba en su interior la tan preciada Imagen?.
Sería más lógico pensar que, por la violencia de la tormenta y con el fin de protegerla, llevaran la Santa Imagen hasta la cueva del Marqués de Adeje y que la puerta de la Capilla quedara abierta por que no se encontraba la Imagen en ella. Y que al día siguiente, ocultaran este hecho a los vecinos del pueblo y aprovecharan las circunstancias acaecidas para entregar la Imagen al Marqués que solo tendría que recogerla en la Cueva de su propiedad.
Pero, ¿Qué motivos podrían tener los frailes para actuar así?. Veamos cual era la situación política de aquellos años: La invasión de Napoleón y el destronamiento de Fernando VII, que dio origen a la guerra de la Independencia, también repercutió en Canarias, y aunque la guerra no se dejó sentir en las Islas de una manera directa, se vivieron las incertidumbres propias que conlleva una contienda de esta importancia. A estos acontecimientos siguieron los de la proclamación de la Constitución de 1812, la restauración de Fernando VII, y la creación del Obispado de Tenerife. Más tarde el el restablecimiento de la Constitución de Cádiz en 1820, y con él el verdadero alcance de las nuevas ideas y la mísera suerte que aguardaba a las órdenes religiosas. Los Dominicos de Candelaria hubieron de entregar los inventarios sobre las riquezas la Virgen que les fueron precisados y sufrir numerosas vejaciones. No obstante, prosiguieron con las obras del nuevo Templo, por haber sido destruido el mismo en un incendio de 1784 del que sólo se sabó la Imagen y algunas pertenencias del Santuario. a partir de 1823, acabada la restauración de Fernando VII, les fueron devueltas al clero sus posesiones y se permitío abrir nuevamente los conventos calusurados, entre ellos el de Candelaria. Esta sucesión de hechos había marcado, a buen seguro, el ánimo de los frailes. Posteriormente, en 1835, se volvió a dar órdenes desde Madrid de la extinción de los conventos y con ello la expulsión de los religiosos de Candelaria, incautándose el Estado de todos los bienes del Convento, incuidos el edificio y las alhajas. Los pocos libros que poseían fueron a parar a los más variados propietarios y muchos de ellos destruidos. Las puertas, ventanas y vidrieras del restaurado Templo de Candelaria, fueron arrancadas y llevados a casas particulares de Gúimar. La Diputación Provincial se apropió del magnifico dorsel de terciopelo de seda y oro que se utilizaba en el trono de la Virgen, y del soberbio crucijio de marfil que tenia el altar del Santuario, que acaba siendo usado para recibir el juramento de los diputados.
Los luctuosos acontecimientos durante los años previos a 1826 y la presunción de los que se avecinaban puediron ser suficiente motivo para que el Marqués, hombre poderoso y cercado a la política de aquella época, decidiera junto con los frailes, llevar a la Virgen hasta un lugar seguro, su casa de Adeje, la Casa Fuerte, donde estaría protegida hasta que vinieran tiempos mejores.
Esta hipótesis queda también sustentada en otro hecho insólito. El siguiente año, antes de encargarse la actual imagen, y presentándose las fiestas en honor a la Virgen, recoge en sus textos Rodríguez Moure: Apremiando el tiempo de la próxima fiesta y recordando los religiosos que en la Parroquia de Adeje había un facsímil de iguales proporciones que la perdida imagen, mandado a esculpir por los piadosos Marqueses de Adeje, pidieron al Prelado se les facilitara mientras apareciera la perdida o el Santuario se proveyera de otra. Corrió el tiempo y la festividad presentóse, teniendo los religiosos que traer un retrato al óleo que de la desaparecida Imagen tenían en el oratorio privado de la finca de la Granja.
O sea, que los piadosos Marqueses, les negaron el favor de prestar la Imagen. Y aquí surge otra interesante cuestión. ¿Por qué se negaron los Marqueses a cederla si era una copia?. Una explicación razonable sería que se trataba del original, y en consecuencia no podía ser exhibido por temor a ser reconocido por los fieles. Y algo mucho más importante, ¿Por qué no apaerece ninguna mención de la Imagen de Adeje hasta esta fecha, cuando se reconoce en la actualidad, que se trata del facsímil más antiguo de la Virgen de Candelaria?. Por otro lado, resulta incoherente que, el Marqués, Protector y Patrono de la Virgen de Candelaria, entorpeciese con su postura las fiestas de su protegida.
A continuación veamos la descripción que sobre la talla original hicieran Fr. Alonso de Espinosa primero, y posteriormente Fr. Juan Abreu Galindo. Nos dicen ambos autores que, la imagen es de más o menos 5 palmos de altura (aproximadamente 1 metro), contando con la peana en que apoyaba los pies. Su posición era de pie, con la cabeza recta y mirando al frente, teneindo en el brazo derecho al Niño Dios, desnudo, las piernecitas dobladas y los brazos también. Aprisionaba por las alas un dorado pajarito de moñita o peineta, y por último, la Imagen del Niño tenía la cabeza ladeada a la derecha y miraba a algo que estaba a los pies de la Madre. El brazo izquierdo de la Virgen, en posición inverosímil, sostenía al Niño, y en la mano izquierda, que se presentaba en posición cerrada y muy natural, tenía un trozo de vela como un jeme de color verde, que daba a entender podía aumentarse con otro, a voluntad, y por último apoyaba las plantas de los pies sobre una tabla redonda o peana, como de cuatro centímentros de alto, pintada de color encarnado, descubriendose la parte externa del pie izquierdo que salía un poco del diámetro de la peana. La indumentaria constituíala una túnica dorada, imitando el color amarillo, desde el cuello hasta los pies, haciendo el talle un cinturón cerrado, azul, como de dos centímentros de altura. El manto, también azul obscuro, salpicado de flores de color de oro, calíale desde los hombros por uno y otro lado del cuerpo, sujetándolo sobre el pecho una traba cuerda encarnada. La parte del pie que se dejaba ver por los bajos de la túnica, presentaba calzado un chaplín cerrado, de color encarnado. La cabeza de la Santa Imagen adornábala hermosa cabellera partida a la mitad, cayendo sobre los hombros en seis ramales tendidos por la espalda. El rostro muy proporcionado a la estatura, era ligeramenmte ovalado, adornado por rasgados ojos, boca pequeña y bien plegada y con unas hermosas rosas en las mejillas. La Imagen esta adornada en el cuello del vestido, cinturón en los extremos de las mangas y al pie de la túnica con unas letras, que aún en la actualidad, no ha podido entendere su significado.
La coincidencia entre esta descripción que hacen ambos autores de la talla original encontrada por los guanches y la que se encuentra en la iglesia de Santa Ursula de Adeje son casi generales. No obstante, algunos historiadores y expertos en arte, encuentran diferencias entre los colores del manto de ambas, así como, en los dibujos del mismo, en el número de ramales del pelo, pero sobre todo, hacen hincapié en la diferencia de estilo. La de Adeje se fecha hacia mitad del siglo XVII, la catalogan de estilo renacentista, y a la original anterior al siglo XVI y de estilo gótico. A pesar de todo, sobre las diferenicas de color que plantean, debe tenerse en consideracion, la gran cantidad de errores que cometieron los cronistas en las descripciones realizadas, por ejemplo, las relativas a las letras de la túnica, de las que existen almenos, cinco versiones diferentes, ocasionadas unas veces por erratas de imprenta y otras por errores de transcripción de los escritos originales. Además, no deben descartarse las posibles restauraciones, con los consiguientes cambios de color de las pinturas que deben haberse realizado sobre la talla de Adeje. Es conocido, por ejemplo, que un Párroco de Santa Ursula, llegó a pintar completamente el altar mayor, tapando todas las inscripciones originales. Otra cuestión importante pende sobre el origen de la Virgen de Adeje.
Existen multitud de Imágenes de la Virgen de Candelaria, tanto en el Archipiélago como en Sudamérica, pero se conocen en la mayoría de ellas, los datos del autor, fecha de realización y hasta el nombre del devoto que la encargó. En el caso de la Virgen de Adeje, no solo no se conoce al autor, sino que no se precisa la fecha de su realización con exactitud, si bien es cierto, que los archivos de Canarias han sufrido continuos expolios que complican bastante toda investigación. La importancia de la reseña consiste en que muchas de las referidas imágenes son facsímiles de la de Adeje, como la de Ntra. Sra. de Candelaria de Caracas.
La duda sobre si la talla de Adeje se trata de la original ha circulado por la isla en todas las épocas.
Rodríguez Moure recoge en sus escritos unas coplas que circularon en 1827 a raíz de la desaparición de la Virgen en el mar y que hablan por si solas del sentir y mal pesar de los habitantes de la Isla. Dice así: La Virgen de Candelaria, se la llevo el temporal. Ya los frailitos perdieron la cañita de pescar.
Esta revista solicitó al obispado de Tenerife que emitiera su opinión sobre este tema. Solo conseguimos la más absoluta reserva de nuestros interlocutor telefónico y una ligera alusión a que nos dirigiéramos a la Parroquia de Adeje.
Hace algunos años, se llevó a cabo sobre una astilla de la tallla de Adeje la prueba del Carbono 14 que arrojó unos resultados que permanecen celosamente en poder del Ayuntamiento de la Villa y de los que solo se sabe que no lograron precisar su antigüedad con exactitud. Paralelamente, se le practicaron algunas radiografías que permitieron observar en el interior de la Imagen, a la altura del corazón, un objeto opaco que bien pudiera ser de metal o una piedra preciosa.
A pesar de la negativa de algunos historiadores a reconocer la posibilidad de que la Virgen adejera sea la original desaparecida en 1826, en una aseveración todos coinciden: La talla de Adeje es el mayor y mejor facsímil de la Virgen de Candelaria, realizado a la vista del original.
Esto, por si mismo, supone el reconocieminto del gran valor artístico de lal talla y sobretodo, que es la que más se acerca en su aspecto a la antigua Virgen de Candelaria.
En la Villa de Adeje, muchos son los que creen que su Virgen es la misma que el 7 de Noviembre de 1826 desapareciera del Santuario, pero pocos lo manifiestan abiertamente.
En la Iglesia de Santa Ursula, la Virgen permanece muda tras los viejos barrotes que la protegen, tan solo visitada por los fieles de la Villa y algún que otro turista. Mientras, la Basílica de Candelaria recibe a diario miles de fieles que pretenden ver a su Patrona. Si la Patrona original, que veneraron los guanches, los conquistadores, y posteriormente, durante más de 400 años los tinerfeños, fuera la que permanece en un apartado rincón de la Iglesia de Adeje, se habrá cometido con Ella un ultraje imperdonable. Esperemos que no se equivoquen los expertos y estemos libres de pecado.
Obras consultadas:
NTRA. SRA. DE CANDELARIA José Rodríguez Moure.
LA VIRGEN DE CANDELARIA Y LAS ISLAS CANARIAS María Jesús Riquelme Pérez.
Texto rescatado de la revista EL SOL ATLANTICO de agosto de 2000.
Escrito por Daniel Feo.
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